Ruta Crítica
Opinión por Ernesto López Portillo
Sigo con un agujero en la panza y ya pasaron casi veinte horas desde que vimos la película Heroico en la Ibero CDMX y conversamos con el director y el elenco principal, a invitación del Programa de Seguridad Ciudadana. Fueron tres horas que no olvidaré, primero la película y luego la mesa de análisis. La película es devastadora en muchos sentidos y abre una ventana al mundo de la masculinidad militarizada sumida en una cultura institucional cuya identidad parece estar centrada en la capacidad de resistir y ejercer las violencias. El relato es claro: quien resiste y aprende las violencias tendrá futuro en la institución militar; quien no, pasará por el peor castigo.
El aprendizaje práctico en el Heroico Colegio Militar, enseña el film, implica asumir la posibilidad de ser tratado a la manera de un despojo. Los derechos jumanos de los cadetes quedan a disposición del mando, despojándolos de su condición precisamente humana. Es, en el más estricto sentido del término, según esta denuncia, una cultura institucional donde escala quien acepta romperse, pero no quebrarse.
Quien gana la confianza es porque transita por su ruptura en tanto ser humano, pero no por el quiebre de su masculinidad, hombría, valentía y fuerza. Se pueden romper los cadetes, pero no se pueden quebrar. Y quien no lo asume se convierte en un agente disfuncional y habrá de ser llevado a la condición extrema de despojo, reduciéndose a sujeto desechable.
En la Ibero esperábamos conversar con el director David Zonana y alguno de los actores; pero vinieron Santiago Sandoval, Fernando Cuautle, Ari Axel Sáenz y Carlos Gerardo García, completándose así el elenco principal. Y entonces conocimos el por qué y el para qué de Heroico en la visión de Zonana, más el relato de la experiencia militar de tres de los protagonistas y la manera como la habrían sublimado en su actuación, según me comentó una especialista (“En psicoanálisis, [sublimar] es transformar los impulsos instintivos en actos más aceptados desde el punto de vista moral o social”).
La mesa fluyó por una ruta excepcional con relatos honestos, transparentes y sobre todo sensibles de personas que decidieron conservar su condición humana, decidieron no romperse y para ello tuvieron que separarse de la institución. Los maltratos y torturas que se ven en el film “se quedan cortos”, dijeron, y uno de ellos confesó que en su paso por la formación al menos supo de dos compañeros que desaparecieron.
Siguiendo a Daniela Philipson, las masculinidades son expectativas, estereotipos y normas sociales que moldean el comportamiento de los hombres y las masculinidades militarizadas “están asociadas con la acumulación de poder y recursos”, bajo una hegemonía patriarcal.
Lo que vivimos en la Ibero fue un ejercicio de deconstrucción de esa masculinidad militarizada a través de una confrontación abierta y sensible de cara a la impronta militar que, en palabras de un activista colombiano, está centrada en desmontar cualquier capacidad de empatía. En cambio, los actores reivindicaron lo contrario, mostrando empatía incluso hacia quienes fueron sus compañeros de formación y son o serán militares en activo. Además, parte del sentido que le dieron a su actuación fue significarla como un esfuerzo para alertar a quienes quieren entrar ahí.
Santiago Sandoval, quien hizo el rol principal entre los cadetes, relató que hacer la película le permitió superar la condición depresiva en la que lo dejó el paso por la institución militar.
Invitamos al panel también a María Luisa Aguilar Rodríguez, del Centro Miguel Agustín Pro Juárez, defensora de derechos humanos, y con ella cuestionamos las implicaciones de la militarización de la seguridad pública en México, desde lo que nos enseña Heroico. Cómo encomendar labores de protección y servicio ante las violencias y la delincuencia a personas cuya identidad ha sido modelada a través de rituales de masculinidad militarizada que pasan por el despojo de la dignidad propia. Cómo encomendar cuidados a quien ha sido constituido desde el daño, pensé.
Zonana explicó que Heroico busca contribuir a una respuesta social que se haga responsable de esto. Ahí nuestra convergencia profunda en cuanto a la responsabilidad de incidencia que asumimos a favor de la seguridad ciudadana, esa caja de herramientas que precisamente trasciende el enfoque centrado en la fuerza y se orienta hacia la reconstrucción de la convivencia desde políticas multidimensionales.
Una estudiante de Comunicación de la Ibero que asistió al evento se me acercó para agradecer la reflexión, sensibilización y aprendizaje y me confesó que de inmediato recomendó terapia a un pariente cercano que es militar en activo.
El evento fue así una ventana al interior de un mundo donde hay que romperse para no quebrarse, un mundo militar que viene ocupando todo y del cual sabemos prácticamente nada.
Ernesto López Portillo Coordinador del Programa de Seguridad Ciudadana de la Universidad Iberoamericana. Fundó y dirigió el Instituto para la Seguridad y la Democracia -Insyde- (2003-2016). Ashoka Fellow.+Derechos+Seguridad+Derechos.