El Otro Balcón
Opinión por Carlos Manuel Juárez
El primer aniversario de la victoria de Morena en Tamaulipas, la renuncia de Marcelo Ebrard para buscar ser presidente de México y el intento de compra a sobreprecio de un dron (por loco que suene) ya permiten reflexionar sobre la mismocracia afianzada en el partido guinda en el noreste.
Este lunes, la cúpula de la Cuarta Transformación tamaulipeca, todavía cansada por la sexta visita del presidente Andrés Manuel López Obrador, festejó que hace un año venció a Francisco García Cabeza de Vaca en una elección que fue más cerrada de lo que se pensaba, como en el Estado de México.
En las redes sociales circularon decenas de mensajes de celebración por el establecimiento del movimiento obradorista bajo las posibilidades intelectuales de una clase política estatal distanciada de las ideologías izquierdistas. Morenistas, verdes y petistas, inclusive periodistas, priistas, panistas y aliades que sienten suyo el triunfo del doctor Américo Villarreal Anaya expresaron su gozo.
A nivel estatal no hubo algarabía desmedida entorno al jefe del Poder Ejecutivo, en cambio cada quien, desde su facción municipal, hizo suyo el triunfo y, a la vez, reiteraron la inconformidad por los acuerdos no cumplidos que saldrán a la superficie después del 15 de septiembre, cuando arranque el proceso interno para los comicios para las 43 alcaldías, 36 diputaciones locales y 10 curules del Congreso de la Unión.
El primer aniversario de la Cuarta Transformación tamaulipeca me recordó la metamorfosis de Andrés Manuel López Obrador tras la derrota de 2012. Ese año fue un parteaguas para el tabasqueño que comenzó a recurrir a la mismocracia para llegar al poder. Cuatro años después, supo que para impactar en las regiones más duras del país tendría que acercarse a los grupos hegemónicos locales. Es así que llegaron las alianzas indeseables e indecibles, las conversiones masivas; por todo el país se vio a la mismocracia, en especial la priista, ponerse la playera guinda.
Manuel Bartlett, Germán Martínez, Manuel Velasco, Napoleón Gómez Urrutia, Manuel Espino, Alfonso Durazo, Alfonso Romo, Lilly Tellez, Erasmo González, José Ramón Gómez Leal, Carlos Cantúrosas Villarreal, Olga Sosa, Armando Martínez, Humberto Prieto, entre muchos otras personas cruzaron el río de la mano de AMLO; algunas asimilaron la disciplina obradorista y otras renunciaron a Morena.
El veletismo ideológico exhibe a la clase política mexicana, incluidos los y las asesoras, que se asume como un producto en el libre mercado de las elecciones y el presupuesto. Y es justo aquí, en el marco de la sucesión presidencial, donde brota la mismocracia local, regional y nacional.
Por ejemplo, personajes de la mismocracia nacional y regional se unieron entorno a Claudia Sheinbaum, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México y aspirante a la presidencia: Cuitláhuac Bardán Esquivel, exjefe de asesores de Cabeza de Vaca; Alfonso Brito Sánchez, exvocero de Marcelo Ebrard; y Guillermo Martínez García, exvocero de Egidio Torre. Los dos primeros contrataron al regiomontano para coordinar la comunicación de la campaña en Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas.
En 2022, Bardán Esquivel fue dejando solo a Cabeza de Vaca para irse a Quintana Roo, en donde hoy asesora a la gobernadora Mara Lezama. Un año antes, Brito Sánchez se movió de grupo político para producir un documental sobre el gobierno de Sheinbaum. Martínez García espero debajo de la sombra de los árboles de San Pedro Garza García hasta que la 4T y el PAN le dieron “juego” a sus colaboradores, mismos que le retribuyeron con contratos de decenas de miles de pesos, como en el gobierno de Eduardo Gattás. Empero, la presencia de Guillermo Martínez en la campaña de la “corcholata” favorita ha molestado en el estado. El primer círculo de la jefa de Gobierno ya escuchó la propuesta para ocupar ese puesto operativo. Como lo vemos, la mismocracia local contra la mismocracia regional.
Pero otro hecho ha destapado que al mismo gabinete del gobernador, quien se ha intentado blindar de ataques internos, ha llegado la mismocracia local más dañina, esa que gusta desviar recursos con compras a sobreprecio y colocar a sus familiares en puestos públicos.
En una reunión de gabinete, el secretario General de Gobierno, Héctor Villegas González, le reclamó al secretario de Administración, Jesús Lavín Verástegui, por detener la compra de un dron para el Instituto Registral y Catastral. El administrador le señaló que su equipo encontró el mismo aparato especializado 600,000 pesos más barato. El ríobravense se sintió acorralado. “Son tus proveedores”, le dijo a Lavín, y éste le mostró la solicitud de compra con la firma de un cercano a Villegas. El jefe de oficina del gobernador, Ricardo Guerrero Morales, apuntó los datos y cerró el tema.
No es la primera vez que Lavín Verástegui interviene en este tipo de intentos, también anticipó un movimiento similar en la Secretaría de Finanzas por la compra de insumos para las placas, lo que dejó en evidencia a la mismocracia de la frontera norte que busca usar los mismos caminos para hacerse de dinero. Dicha mismocracia también está molesta por la llegada del mismísimo Ricardo Gamundi, ejecutor político priista, al cuerpo de asesores del tercer piso. Esta incorporación marca el primer aniversario de la 4T tamaulipeca que en todos los niveles se alimenta de las y los mismos políticos.