Javier Julián H.
El confinamiento provocado por la pandemia exigió la fortaleza de las personas para soportar el encierro. Muchos desarrollaron ansiedad en sus casas o perdieron la autoestima, pero otros mostraron su lado creativo y sorprendieron con su invención.
Uno de esos afortunados fue Kefa Zeeb, quien a principios de 2020, en la tranquilidad de su habitación, creó un grupo de Facebook para compartir fotografías históricas, curiosas e insólitas.
Lo nombró Tampico Viejo.
¿Otra página de fotos antiguas del puerto? ¿Una galería más en blanco y negro de barcos, tranvías y carretas? ¿Más de lo mismo? En absoluto; introdujo una novedad que pronto lo distinguió de los demás.
En ese 2020, de triste memoria, Kefa seleccionó un conjunto de fotos y comenzó a construir una página por complacer un gusto personal: rescatar lugares del Tampico desaparecido donde se bailaba mambo, se veían películas de la era dorada de Hollywood o donde se reunían las familias al caer la tarde. Contento con el resultado, la compartió con diez amigos y así la dejó.
Hoy, Tampico Viejo tiene más de 43 mil miembros.
Aunque otros grupos puedan presumir una nómina de seguidores mayor, ninguno ha tenido el rápido crecimiento de Tampico Viejo en el lapso de año y medio. Kefa Zeeb revivió el puerto jaibo del pasado con los colores de actualidad. “El trabajo que yo hago es restaurar y ponerle color a la fotografía que en ocasiones me entregan ellos. A veces son fotografías raspadas, rotas, cortadas, y yo las restauro. Después de eso, se les pone color”.
Ver a las damas de 1920 en sus vestidos perlados o a los trabajadores en sus camisetas pardas fascina al observador. En blanco y negro uno los piensa, de inmediato, muertos, personas ya desaparecidas, pero a colores parecen revivir y moverse como antaño.
Hay escenas que lo llevan a uno a esa época, como la del tranvía amarillo en la estación de playa Miramar, recortado sobre un cielo azul. La presencia de un bolero en la plaza de la Libertad, de un vendedor de periódicos en la calle o de una mujer en el mercado, medio alumbrados por un sol dorado, pone a soñar despierto al espectador de esta página.
Muchos, también, miran asombrados momentos inimaginables en la historia de Tampico, como el túnel para vehículos que comenzaba a construirse debajo de la calle Colón, cuya fotografía fue rescatada por un periódico local, y que hasta la fecha provoca debates sobre si la obra era real o si solo la simularon.
Y de una publicación a otra, al alargarse la exhibición de imágenes en la página, fueron llegando seguidores extranjeros, personas de España, Francia, Colombia, Estados Unidos y hasta Camboya. Cuando uno ha pasado su vida entera en la colonia Tamaulipas o en la Campbell no se imagina qué interés pueda tener un residente de París o Barcelona en Tampico. Pero lo tiene, ya sea por su historia, por su gente o por su puerto. “Muchos extranjeros vinieron a Tampico, pasaron una temporada aquí, a veces años”, cuenta Kefa Zeeb, “y cuando vuelven a su tierra, les gusta seguir en contacto con los sitios que conocieron acá. Algunos hasta se casaron con tampiqueñas o al revés”.
El reconocimiento de Tampico Viejo, como era de esperarse, atrajo la atención de gente que pudiera sentir gusto por las fotografías pero que buscaban expresarse de otro modo, lo que rompía con la identidad del grupo. Uno de los miembros adquirió la costumbre de publicar imágenes religiosas a diario. “Era un señor que subía cuatro publicaciones de imágenes sagradas en la mañana; dos, al mediodía, y cuatro, en la noche. Eran demasiadas”. Tuvieron que advertirle que sería descartado si publicaba un santo más.
Llegar a 40,000 personas en una publicación es una oportunidad tentadora para cualquiera, más si entre los miembros hay personas agraciadas o de buena presencia. Alguien no pudo contenerse y publicó el siguiente mensaje: ”Busco dama de buenos sentimientos, de 30 a 50 años de edad. Soy trabajador, responsable y romántico”. Eventualmente, se eliminó la propuesta amorosa y se invitó a todos los asociados a evitar publicaciones en busca de citas.
¿Cuales son los requisitos, entonces, para publicar en Tampico Viejo? “Son muy sencillos -explica Kefa Zeeb-, no usar malas palabras, no hablar de política, no publicar pornografía. Pero el primer requisito es amar a Tampico”. Al oír esto, nos gustaría que ese fuera también el requisito para muchas otras ocupaciones en este puerto.
A pesar de algunos distraídos que se salen del tema, Kefa es un hombre confiado y generoso, y ha cedido a cuatro personas más, a quienes conoció dentro del grupo, la administración compartida de la página. Se identifican como Víctor Manuel Alva, María de Lourdes Álvarez, María Guadalupe y Modesto Hernández.
Pero es Kefa Zeeb el padre de este concepto y creador de sus señas particulares. Ese don suyo de transformar o reanimar imágenes podría llamársele cabalístico, y ciertamente hay algo de eso en él. Se reconoce descendiente de judíos sefardíes y es un estudioso de sus libros antiguos. De niño, recuerda que su mamá dedicaba un pan a cada mes del año, que encendía doce velas en la casa y que cubría los espejos con una manta en caso de morir un familiar o un conocido. Cuando preguntaba el significado de todo aquello su mamá le respondía que lo mismo hacía su abuela. Con el tiempo, Kefa descubrió que en su familia había antepasados sefardíes.
Y contra la falsa creencia del egoísmo judío, Kefa Zeeb se ha negado a ponerle una marca de propiedad a las fotografías. “Siento que eso las estropea, les quita personalidad. Si eso facilita que alguien se la lleve, adelante, que la tome. Yo lo que quiero es que se conozca Tampico”.