Catalejos
Opinión por Miguel Domínguez Flores
Ninguna de las cifras u opiniones que pueda leer o escuchar hoy, será tan esclarecedora, tan apabullante, como la realidad.
El domingo por la mañana, Mireya, fue asesinada en su domicilio de la colonia Chapultepec de Ciudad Victoria. Toda la información a la mano indica que fue su esposo quien le disparó en la cara, y fueron los hijos de los 2 quienes tuvieron que pedir ayuda de los vecinos para intentar salvar a su madre.
Esto ocurrió apenas un par de días antes de que miles de mujeres de todo el país salgan a las plazas públicas y las calles de sus comunidades para exigir un freno a la violencia feminicida.
En noviembre del año pasado, la víctima fue Consuelo, atacada por su expareja en un salón del hotel iStay de la capital, donde ella estaba trabajando. La molió a golpes a plena luz del día, con el tiempo suficiente para irse del lugar sin ser molestado por nadie.
Ambos agresores, se supone, están detenidos, pero para que se haga justicia todavía falta mucho.
Como en el caso de Mireya, una mujer que también fue agredida a golpes por su expareja, un regidor suplente e hijo de un regidor en funciones, Alex Irán y Alejandro Morales, ambos militantes del Partido del Trabajo.
A estas alturas, todavía no se ha actuado contra el responsable de la golpiza que le ocasionó severas lesiones a la víctima.
Por cierto, ese fue el triste argumento que utilizaron los dirigentes del PT para justificar que su partido tampoco haya emprendido ninguna acción contra sus militantes.
Una muestra más de que hay una generación entera de políticos de todas las ideologías que no comprenden el fenómeno social que tienen enfrente.
La crisis de violencia contra las mujeres es tan grave, pero al mismo tiempo está tan normalizada, que no alcanzan a dimensionarla. Lo mismo ocurre con la discriminación implícita en todos los ámbitos de la sociedad mexicana.
Es una buena noticia que hoy las mujeres salgan a las calles para gritarlo, a ver si así lo entienden.
Draft de consultores
Faltan 25 días para que inicien las campañas por la gubernatura de Tamaulipas. Este periodo de silencio, que también se debe al primer ejercicio de revocación de mandato, ha servido para que los equipos de los dos principales candidatos afinen sus estrategias.
Y para que elijan a los estrategas digitales y de comunicación que los guiarán -hasta donde se dejen- durante esta batalla.
¿Gurús, especialistas o vendedores de humo? eso se verá conforme avance la temporada proselitista.
Lo que se sabe hasta el momento es que la campaña digital de César Verástegui estaría en manos de Sergio José Gutiérrez y su agencia Espora. Entre sus clientes más “famosos” están ganadores de elecciones presidenciales como Enrique Peña Nieto en México y Lenin Moreno en Ecuador.
En el otro equipo, tendría participación Iván Silva Yanome con su agencia Heurística Comunicación. La empresa con sede en Guadalajara que trabajó en la estrategia digital de la campaña presidencial de López Obrador en el 2018.
A reserva de que otras empresas y consultores puedan sumarse, los que están sobre la mesa son pesos pesados de la industria.
