viernes, 26 de abril del 2024

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El subsecretario Hugo López Gatell en su conferencia vespertina en Palacio Nacional. Crédito: Gobierno de México
La pandemia de covid -19 dejó en Alemania un saldo positivo en la credibilidad de sus medios. Muy distinta la historia de México, donde la desinformación y politiquería invadió al periodismo tradicional

¿Alguien quiere una aspirina?

Opinión por Alberto Nájar

El dato me llamó la atención:

En marzo del año pasado, cuando Alemania vivía uno de los momentos más intensos por la pandemia de covid 19, la credibilidad de los medios tradicionales se duplicó.

No es un asunto menor. Por esos días el país, como el resto de Europa, estaba atrapada en dos epidemias, la causada por el nuevo coronavirus y la desinformación.

Las noticias falsas con rasgos pseudo científicos, difundidas sobre todo en redes sociales de internet, eran asunto cotidiano y causaban alarma en miles de personas.

Pero los alemanes caminaron en sentido contrario y decidieron informarse en los medios de toda la vida.

El dato se presentó en un seminario con editores de ese país y de otros lugares del mundo. Pregunté cómo se habían ganado tal confianza los periódicos, revistas, radio y televisión.

La respuesta fue clara: Alemania es un país con estabilidad política, económica y social.

Así ha sido desde hace décadas, pero por primera vez los ciudadanos se sintieron realmente amenazados en su empleo y salud por la pandemia.

Necesitaban respuestas que las redes sociales no les daban, y las encontraron entonces en los medios tradicionales.

Es una parte de la explicación. La otra es que los alemanes no hubieran depositado su confianza si los medios no hubieran estado a la altura de la emergencia sanitaria.

Uno de los compañeros editores comentó que muchos periódicos, por ejemplo, hicieron a un lado las noticias y análisis políticos con que suelen llenar sus portadas, y los sustituyeron por datos concretos sobre la evolución de la pandemia.

Abundaron las explicaciones con base científica y comprobada sobre los efectos conocidos de la covid 19.

También hubo gráficos, animaciones -en el caso de la televisión- con recomendaciones para el cuidado personal e información sobre centros de ayuda médica y psicológica, por ejemplo.

Pero lo más importante: no hubo, en la mayoría de los medios, espacio para la alarma o noticias no comprobadas.

Las opiniones estridentes, llamados a desobedecer las indicaciones sanitarias o las convocatorias para linchar a personajes públicos se hicieron a un lado.

Los alemanes encontraron en los medios tradicionales información útil, no mentiras, agresiones, burlas o explicaciones pseudo científicas.

Por eso duplicaron su confianza en esos espacios informativos. Los periodistas de Alemania se lo ganaron a pulso.

Muy distinto el caso de México donde muchos medios tradicionales han caminado, con ahínco y entusiasmo, en sentido contrario al de sus pares de ese país.

Una vergonzosa cruzada que empezó desde 2018 pero que se agudizó a partir de marzo del año pasado, cuando se ordenó el confinamiento voluntario en el país con la Jornada Nacional de Sana Distancia.

Ya para esos días, en las primeras planas de diarios capitalinos o los espacios preferentes de radio y televisión las noticias manipuladas o francas mentiras eran asunto cotidiano.

Pero durante la pandemia llegaron a los extremos. No fueron pocos los comunicadores que festejaron todas y cada una de las estadísticas sobre el incremento de contagios y fallecimientos.

En televisión, radio, columnas o artículos de opinión hubo alegría por la muerte de miles de personas.

También se organizaron campañas supuestamente informativas, como el rally de entrevistas a una odontóloga habilitada en especialista en virología, quien publicó un libro para descalificar al subsecretario Hugo López-Gatell.

En distintos momentos se presentaron llamados a desobedecer el confinamiento -especialmente lo hicieron locutores de TV Azteca- y en los últimos meses, el espacio de los medios se abrió a las versiones para descalificar la eficiencia de las vacunas contra el sars cov2

Algunos diarios como El Universal y Reforma dedicaron parte de sus emisiones en internet a reproducir las polémicas en redes sociales, especialmente los llamados memes.

Es cierto, también hubo espacio para las alertas e indicaciones sobre la emergencia sanitaria. Pero se publicaron en pequeños espacios, escondidos dentro del océano de opiniones, noticias manipuladas, mentiras o datos sin sustento científico.

Fueron contados los medios que escaparon a esa tendencia. Uno de ellos es Pie de Página, el espacio que más información útil y pertinente publicó durante la pandemia.

Más de un año después que la covid 19 se asentó en México, el balance para la mayoría de los medios tradicionales no es bueno.

Por distintas razones, muchos se convirtieron en una extensión de las redes sociales, un pedazo más del terreno de las fake news.

Las comparaciones son odiosas, pero a veces resultan indispensables. No conozco una medición de la credibilidad de los medios tradicionales como la que se hizo en Alemania.

Pero si se aplicara, quién sabe cuál sea el resultado. Inclusive es muy posible que los datos se escondan.

Cada quién su agenda e intereses. Resulta paradójico que la medición de los medios tradicionales de Alemania se hizo en marzo de 2020.

Los mismos días en que empezó la Jornada Nacional de Sana Distancia y con ello, la oleada de odio, mentiras y descalificaciones en los medios de estas tierras.

Los periodistas alemanes hicieron una revisión de su desempeño en la pandemia. Quizá valga la pena repetir el ejercicio en México.

Aunque el resultado sea doloroso. Aunque la desnudez de los datos avergüence a muchos.

Alberto Nájar. Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service. Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.

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