Priistas ya operar en los 2 bandos

Catalejos

Opinión por Miguel Domínguez Flores

Los equipos de los precandidatos para la gubernatura de Tamaulipas entraron en una etapa de evaluación de lo que hicieron y dejaron de hacer durante el periodo de precampañas.

Sobre la mesa de cada búnker hay cifras que no son necesariamente las que se han publicado en los medios de comunicación, y que les ayudarán a definir el rumbo que deben tomar de ahora en adelante, sobre todo a partir del mes de abril cuando inicien las campañas constitucionales.

Parte de los trabajos que se realizan actualmente es el diseño formal de los equipos de trabajo que saldrán a competir para la cita en las urnas el 5 de junio. Al final de la precampaña empezaron a consolidarse los grupos de trabajo.

En la coalición que encabeza Américo Villarreal Anaya, además de Carlos Canturosas quien en los hechos ha fungido como coordinador general, se concretó el acercamiento de dos de los expriístas que se sumaron a la causa morenista: Oscar Luebbert, quien ya opera en diferentes partes del estado, y Humberto Valdez Richaud, a quien le encomendaron parte de la estrategia territorial. También forma parte del equipo David Araujo, otro experimentado operador político.

Como suele suceder en las campañas, no será fácil empatar los esfuerzos de los recién llegados con los de aquellos que podrían presumir derecho de antigüedad, como José Ramón Gómez Leal o el cuestionadísimo Erasmo González Robledo, a quien ya le buscan una salida digna de la campaña para ubicarlo donde haga menos daño.

Lidiar con esa hoguera es una tarea que solo puede recaer en manos del candidato. Américo Villarreal deberá tejer fino para mantener a su gente en la misma sintonía.

En el otro equipo, el de enfrente, está clarísimo que los dos jefes de la campaña son Luis Enrique Rodríguez “Pipo” y Oscar Almaraz Smer.
Tampoco será fácil para el “Truko” conciliar los intereses y alinear las personalidades de un grupo tan diverso que en la primera linea, incluye a priístas pero también a panistas, y prófugos de otros partidos.

Las susceptibilidades y viejas heridas del pasado estarán a flor de piel, eso es inevitable, y también será tarea del candidato evitar que la competencia interna derive en fuego amigo.

También falta ver hasta dónde quieren llegar los precandidatos en el desembolso de recursos para contratar agencias o consultores de peso nacional o internacional, de esos que cobran caro por su tiempo.

Hasta donde se sabe, aunque recibieron algún apoyo externo, las precampañas fueron operadas exclusivamente con “mano de obra” local.

Eso puede explicar que en los reportes de gastos hechos públicos por el INE, ninguno de los aspirantes tamaulipecos se acercó siquiera al tope de gastos que se fijó en 31 millones de pesos.

Aunque ello no hable muy bien de nuestra democracia subdesarrollada, las elecciones en Tamaulipas se ganan además de con votos, con dinero. Y eso ya lo deben saber los aspirantes al gobierno del estado.

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