200 años de desinterés lingüístico

Collage: Huaste.co

@Elpajarolinguista*

Mucho se habla de la historia de Tampico desde el punto de vista económico, bélico o religioso. Sin embargo, de su historia lingüística se sabe poco: quizá por falta de fuentes, interés o una mezcla de todo lo anterior.

Tampico forma parte del estado de Tamaulipas que, según el INALI, no cuenta con ningún pueblo originario registrado y de acuerdo al INEGI 2020, sólo 0.67% de la población habla alguna lengua indígena. Hay registro de lenguas como el maratino y el naolán que se cree pudieron haber existido, pero no hay registros robustos que puedan sustentar esta teoría. De lenguas alóctonas tampoco se tiene registro, sólo suposiciones de los visitantes de la entidad; inglés por la cercanía con Estados Unidos, coreano por la creciente comunidad que traen empresas multinacionales, bajo alemán por las comunidades menonitas que habitan en el Mante o en San Carlos…

El Tampico actual, ese que se funda en 1823, también es producto de la castellanización del México independiente. Las actas, las firmas y todo lo que “oficializó” se hizo en español y hasta la fecha, a pesar de no tener caracter oficial en el Estado mexicano, es la lengua primera de la casi totalidad de los tampiqueños, así como la lengua de facto de todas las instancias de gobierno. Habría sido interesante, también, registrar cuántas lenguas lograron coexistir en la ciudad, un siglo después, en 1920: árabe, inglés, alemán, francés…, esto como resultado del auge petrolero y de los intercambios comerciales.

No obstante, existe un nombre con el que coexistimos todos los habitantes del puerto y que sí es de gran importancia en la historia de la lingüística mundial: Fray Andrés de Olmos. En el siglo XVI, él recopiló y escribió gramáticas de lenguas nativas del continente, lo que lo hizo pionero en su rama. Sus aportes siguen siendo relevantes para estudiosos del náhuatl, Tének y totonaco, todas lenguas que se siguen hablando y que son próximas a la zona conurbada. Ya más cercano a nosotros, en el siglo XX, se realizó un estudio fonético del español del puerto en 1980, por Guadalupe Gonzalez Violante, publicado por la UNAM y disponible en línea.

Se podrían hacer muchas teorías de cómo ha evolucionado la situación lingüística de Tampico. Actualmente, en este dialecto del español mexicano, podemos mencionar los indigenismos “bocol” y “zacahuil”; así como las metonimias “sabalito” y “juancho”; las interjecciones “asa” y “ala”; la tendencia de debilitar las vocales en sílaba final y la interminable discusión si la etimología de la ciudad es “lugar de perros”, por mencionar algunos fenómenos.

Celebrar es recordar y reconocer, ¿cómo celebras tú la realidad e historia lingüística de la zona donde vives?

¡Feliz 200 aniversario, Tampico!

*Colaboración del profesor histriónico o linguófilo poliglotón, su acta de nacimiento lo identifica como tampiqueño.

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