Cabeza de Vaca y los panistas

Los hermanos Cabeza de Vaca y las y los diputados panistas.

Catalejos

Opinión por Miguel Domínguez Flores

Como se esperaba, el amparo otorgado a Francisco García Cabeza de Vaca ha tenido más repercusiones al interior del PAN que hacia afuera.

La derrota política del 2022, sumada a la del 2021 y la del 2018, debilitaron al cabecismo en el contexto político estatal, pero por alguna extraña razón, eso no impidió que el exgobernador y los suyos mantuvieran un férreo control sobre la estructura formal del partido. Sea por temor o por una extraña fidelidad, fueron pocos los panistas que durante seis años se atrevieron a cuestionar cualquier decisión de los cabecistas.

A su salida del poder, empezaron a surgir las voces discordantes que coincidieron en exigir la renuncia de Luis René Cantú del Comité Directivo Estatal y una digna retirada para el senador Ismael García Cabeza de Vaca, quien todavía funge como mensajero de las voluntades de su hermano.

Ahora, gracias al regalo jurídico del célebre juez Faustino Gutiérrez, el exgobernador se ha permitido volver de lleno a la vida partidista, con una única intención: hacerle ver a quienes considera contrincantes -¡traidores!, dicen dolidos en las entrañas del cabecismo- que está de regreso y, como desde hace más de seis años, planea aferrarse al control del PAN, para volcarlo una vez más a favor de sus intereses y los de los suyos.

El Congreso del Estado es un claro ejemplo de las repercusiones que tiene para el panismo la nueva condición legal de Cabeza de Vaca, que no es definitiva, pues falta ver en qué termina la apelación de la Fiscalía General de la República.

Los diputados que se sentían liberados por la ausencia del exgobernador, volvieron a esa sensación de tensión permanente, casi terror, inducida por su principal representante en la bancada, el famoso “Cachorro”.
En ese contexto, por ejemplo, debe inscribirse la grotesca renuncia de la diputada Leticia Sánchez a la fracción de Morena para sumarse por segunda ocasión al grupo parlamentario del PAN.

Parte de esa estrategia de regreso a la vida panista es la contratación del abogado Javier Coello, como nuevo representante legal del exgobernador en la cruzada por llevar a los tribunales a quienes, según él, lo han difamado.

La mala noticia para los Cabeza de Vaca y sus pocos pero fieles seguidores es que esa vieja estrategia de ir siempre a la ofensiva, aún puede funcionar al interior de panismo, pero no mucho más allá.

En el resto del espectro político tamaulipeco tienen claro que si bien se trata de un personaje al que no pueden quitarle la vista de encima, en el fondo, su fuerza se ha visto reducida al mínimo posible.

Una clara muestra de ello son sus últimos resultados electorales: el cabecismo no ha ganado una elección en Tamaulipas desde hace casi cinco años.

Las últimas cifras decorosas que obtuvieron en las urnas fueron las de aquella elección en la que solo se eligió al Congreso local.

Después de eso, vino una debacle que tuvo su punto más bajo hace menos de un mes cuando el PAN apenas pudo superar los 100 mil votos.

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