jueves, 25 de abril del 2024

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Las comisionadas Rosalba Ivette Robinson Terán y Dulce Adriana Rocha Sobrevilla, junto al excomisionado Humberto Rangel Vallejo operaron el madruguete. Crédito: ITAIT
Unos momentos antes de que el Congreso del Estado eligiera al nuevo comisionado del Instituto de Transparencia y Acceso a la Información de Tamaulipas, las y los comisionados "madrugaron" al Poder Ejecutivo estatal y nombraron un nuevo presidente.

Catalejos

Opinión por Miguel Domínguez Flores

Unos momentos antes de que el Congreso del Estado eligiera por mayoría calificada al nuevo comisionado del Instituto de Transparencia y Acceso a la Información de Tamaulipas, Humberto Rangel Vallejo formalizó su renuncia.

Acto seguido -así dice el acuerdo publicado ayer mismo- las dos integrantes del Pleno que permanecen en sus posiciones, se pusieron de acuerdo para nombrar entre ellas, a quien ocupará la presidencia del organismo hasta el 2026.

Es decir, Luis Mendiola Padilla, designado ayer por el Poder Legislativo, impulsado sobre todo por la bancada de Morena, no pudo participar en la “discusión”, si es que la hubo. Ni rastro de urbanidad política en las comisionadas.

La nueva presidenta del Instituto es Dulce Adriana Rocha Sobrevilla, cuyo curriculum está marcado sobre todo por los cargos partidistas que ocupó en el Comité Ejecutivo del Partido Acción Nacional. Dulce es además, parte del Pleno que durante los últimos tres años, llevó al ITAIT al nada honroso reconocimiento como uno de los organismos más opacos del país, a decir del Instituto Nacional de Acceso a la Información.

Durante buena parte del sexenio anterior, se dedicaron a solapar los intentos de la administración estatal por esconder los abusos cometidos en el ejercicio del presupuesto.

El paso de Humberto Rangel Vallejo y la actuación de sus compañeras quedará como una mancha para una institución que debería ser ejemplar.

Anulan al Supremo

No es menor el golpe que asestó ayer la bancada de Morena contra la batalla legal que pretendía emprender el PAN para recuperar la Junta de Coordinación Política.

La estrategia de Acción Nacional estaba cantada: aprovechar su influencia en el Supremo Tribunal de Justicia para que desde ahí se aprobara una acción de inconstitucionalidad contra la reforma a la Ley del Congreso. El plan tendrá que ser abortado.

Con una chicana que incluyó actos de distracción para que la Comisión de Estudios Legislativos dictaminara la iniciativa casi a escondidas, los morenistas se salieron con la suya y abrogaron la Ley de Control Constitucional del Estado de Tamaulipas, que desde el 2009 le permitía al Poder Judicial local intervenir en asuntos legislativos.

Ahora, la única vía para contrarrestar acciones parlamentarias será, como era antes, la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Del Conalep al Congreso

Cada vez resulta más difícil entender la actuación de quienes mandan en la bancada de Morena, y ahora en la Junta de Coordinación Política del Congreso. Cómo explicar, por ejemplo, la designación de Adolfo Pastor Paz, como Director de Servicios Administrativos.

El nombre no dice mucho, pero el famoso “Pastor” fue Director Administrativo del Conalep, y su apellido fue mentado en las famosas grabaciones que exhibían a la diputada porteña, presuntamente exigiendo “moches” a proveedores.

Es verdad que el asunto quedó inconcluso y sin comprobarse acto ilegal alguno, por lo que no hay ningún impedimento para la oficialización del nombramiento, pero la noticia no cayó bien entre algunos diputados de Morena.

Para la presidenta de la Jucopo, bien aplicaría la certera pregunta que hacía el Divo de Juárez: ¿pero qué necesidad?

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