Morena hace la promesa de erradicar dedazo y clanes familiares

El Otro Balcón

Opinión por Carlos Manuel Juárez

El Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en Tamaulipas vivió un fin de semana turbulento y, ante el riesgo de una ruptura demasiado rápida, echó al aire 2 promesas: erradicar el dedazo y evitar que los clanes familiares aplasten a la militancia fundadora.

Tras la victoria de Américo Villarreal Anaya en la elección a la gubernatura, el partido guinda comenzó un proceso silencioso de ajustes y depuración. Los grupos que tuvieron el poder durante 6 años se hicieron hacia atrás y quienes participaron del triunfo analizaron el panorama estatal.

La primera aduana que Morena transitó en aparente tranquilidad fue la elección de consejeras y consejeros. En una jornada ejemplar, por la civilidad, se votó por los perfiles con mayor empuje y mayor poder; los resultados mostraron la primera radiografía de cuerpo entero del morenismo gobernante.

En Nuevo Laredo se confirmó que la familia Canturosas Villarreal maneja la política fronteriza con absoluta y pasmosa tranquilidad. Nadie quiere confrontarlos en su territorio. La alcaldesa Carmen Lilia y su hermano Carlos Enrique se colocaron como integrantes del Congreso guinda y líderes del municipio, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador desarrollará su apuesta por controlar el comercio exterior, de la mano del Ejército y empleando a la hija de una de sus amigas tamaulipeca, Ninfa Deandar.

Reynosa era el otro reto para el morenismo. La elección de consejeras y consejeros se repartió entre las distintas fuerzas: la familia Ortiz, el equipo de José Ramón Gómez Leal y las personas fundadoras, fueran independientes o agrupadas en la Avanzada tamaulipeca. Los 30 espacios de los 3 distritos de Reynosa-Río Bravo bastaron para que nadie quedara insatisfecho de poder.

En Victoria, territorio controlado por la Avanzada tamaulipeca, se confirmó que el gobernador electo hará los acuerdos que sean necesarios para evitar consumirse en el fuego de su poder o, por lo menos, no se interpondrá para que personas distintas o no pertenecientes a su grupo ocupen espacios importantes. Obviamente, la mayoría de las y los periodistas nos concentramos en el triunfo de Américo Villarreal Santiago, hijo del próximo mandatario, quien se ha exhibido como un elemento vital del nuevo Morena.

En el sur también se sintió que, por ahora, se privilegiarán los acuerdos. En Tampico y Ciudad Madero se repartieron los puestos entre los liderazgos con conexión directa a Mario Delgado, como Erasmo González y Olga Sosa; el círculo de la regidora Mónica Villarreal -hermana del gobernador electo- y algunos innombrables como Alberto Sánchez Neri.

Un caso extraño ocurrió en Altamira, donde el alcalde Armando Martínez Manríquez no solo decidió ser consejero, sino que hizo que su hermana María Elena también ganara con más de 3,000 votos de diferencia a su compañera más cercana. ¿Querrán convertirse en los Canturosas del sur?

Aunque los resultados se estuvieron validando durante semanas, al final la Comisión Nacional de Elecciones de Morena ratificó la votación y convocó a la elección del Comité Ejecutivo Estatal y del presidente del Consejo. A partir de que el delegado Ernesto Palacios anunció el proceso interno se desataron los comentarios sobre la alta influencia de la Avanzada tamaulipeca en esta etapa decisiva, lo que se corroboró con información verificada.

En Elefante Blanco dimos a conocer a las propuestas principales para la dirigencia: Verónica Castillo y Lucero Martínez; la primera es fundadora del partido y ante el revuelo prefirió el bajo perfil y la segunda, recién llegada al partido guinda, se desbocó en su aspiración.

El sábado 27 de agosto comenzó un intenso cabildeo para sumar los votos a favor de Lucero Martínez. La joven abogada tampiqueña pedía el apoyo argumentado ser muy cercana a la familia Villarreal, específicamente, la asistente de Mónica. A pesar del madrinazgo, el contrapeso se dejó sentir. Para la noche del mismo sábado se planteó un cambio. Un gesto fue decisivo: en la cena de bienvenida, Lucero fue llamada para sentarse en la mesa principal, pero después Américo Villarreal pidió que los lugares fueron ocupados por las y los alcaldes. Ella volvió a la mesa del distrito 8.

Lo que sucedió más noche fue un evaluación de las sumas y restas, de los riesgos y las ventajas, en colocar a Martínez López con tanta experiencia en el priismo y panismo, pero no el morenismo. El delegado Ernesto Palacios, quien conoce de primer mano lo importante de reconocer el trabajo de fundación, tendió una ruta de equilibrio que le permitiera a Américo iniciar su gobierno con el apoyo total del partido.

El colofón ya lo informamos. Todas las quinielas fueron rotas. El gobernador electo y Palacios impulsaron el acuerdo y todas y todos sacaron sus corcholatitas para ocupar las secretarias del Comité estatal. La turbulencia se aligeró pero las suspicacias no cesaron, debido a que la asamblea fue a puerta cerrada.

Del ajetreado fin de semana me quedan 3 reflexiones:

  1. Por ahora, Morena en Tamaulipas se alejó de los sainetes de cada asamblea, lo que implica que ya hay un control férreo del partido.
  2. Tal parece que el poder no cegó a Américo Villarreal en su primera gran decisión partidista. Hizo la promesa de no aplicar el dedazo, aún y cuando la propuesta fuera una persona allegada a su familia.
  3. Ante la evidente influencia de los clanes familiares que pudo detonar un conflicto mayor, todos y todas supieron negociar, inclusive los grupos de fundadores.

Ausencias cuestionables

Por distintas y cuestionables razones, Mónica Villarreal y Carlos Cantúrosas no asistieron al primer Congreso de la era gobernante de Morena en Tamaulipas. El laredense no ha aparecido por temor a una nueva orden de aprehensión en su contra, esta situación beneficia al alcalde Matamoros, Mario López Hernández, que es candidato a ocupar la oficina que ocupó César Verástegui y dejará Gerardo Peña.

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