jueves, 25 de abril del 2024

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Crédito: Monse Arcos Facebook
Sea la experiencia, el colmillo o las mañas aprendidas durante varias décadas, queda claro que los emanados del PRI se convirtieron en cuadros valiosos para una campaña tan ruda como la que se está llevando a cabo.

Catalejos

Opinión por Miguel Domínguez Flores

Una más de las curiosidades contenidas en el actual proceso electoral por la gubernatura de Tamaulipas es que sean los priístas -sumido su partido en una crisis histórica- quienes estén poniéndole sabor a las campañas.

El 5 de junio por la noche sabremos para qué le alcanza a los otrora revolucionarios, hoy neoliberales, pero es verdad que lo que queda del comité directivo estatal vio en la alianza con el PAN, y la candidatura del “Truco” Verástegui una buena oportunidad para salir del abismo en el que se encontraban.

Los principales operadores de la campaña de “Va por Tamaulipas” son emanados del tricolor: Luis Enrique Rodríguez “Pipo” y Oscar Almaraz. Pero además, en la mayoría de sus eventos llama la atención que sea el color rojo el que predomina entre los asistentes.  

En general, es evidente que después de muchos meses de resistencia de la cúpula priísta, Verástegui hizo clic y presume buena química con la tropa y también con sus dirigentes.

Tan envalentonados andan los del PRI que confían en obtener una buena cosecha de votos a su favor, que les permita tener una representación significativa en un eventual Gabinete de coalición.

Eso sí, advierten en voz baja para no romper el idilio, vigilarían que el posible reparto de cargos favorezca a los militantes que no abandonaron el barco; es decir, no aceptarán posiciones para quienes desde mucho antes de que se confirmara la alianza, ya se habían entregado al PAN.

Ahora bien, para ser justos, hay que decir que no son sólo los priístas los que están jugando de titulares en la actual campaña, también los ex priístas salieron a la cancha, muchos de ellos con la camiseta guinda.

Al interior de la campaña de Américo Villarreal abundan tricolores que en diferentes etapas abandonaron sus filas y dieron forma a lo que ahora se conoce como PRIMOR.

Un ejemplo: a la mesa del postdebate que organizó el grupo Editorial Expreso-La Razón en alianza con PostaMx, acudió una priista, Montserrat Arcos, para defender las posturas del “Truco”, y un expriista, Manuel Muñoz Cano, para representar a la campaña de Morena-PT y PVEM. Más allá de la rispidez que en algún punto alcanzó la discusión, al final hubo un saludo respetuoso entre los ex compañeros de partido.

Sea la experiencia, el colmillo o las mañas aprendidas durante varias décadas, queda claro que los emanados del PRI se convirtieron en cuadros valiosos para una campaña tan ruda como la que se está llevando a cabo.

Ahora, claro, falta ver cuántos de ellos sobrevivirán a los resultados del 5 de junio. Como los resultados mandan, para los priístas y ex priísta tamaulipecos solo hay dos escenarios a la vista: una vuelta triunfal, casi heroica, a los espacios de poder, o el cruel regreso a la irrelevancia.

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