Catalejos
Opinión por Miguel Domínguez Flores
Ayer se cumplieron 32 días desde que sus familiares vieron a Yaminah Izamary por última vez. Se fue al CBTIS 24 de Victoria, donde estudia el bachillerato. Se sabe que la jovencita de 15 años salió de clases, pero ya no volvió a su casa.
Desde entonces, su familia, sus compañeros y hasta sus maestros han emprendido una intensa campaña de búsqueda que hasta el momento no ha arrojado resultados.
Perla Magaly Flores tenía 15 años. Salió de su hogar en la capital el 5 de abril para visitar a una amiga y ya no regresó.
Su cuerpo fue encontrado un día después en Llera, pero fue identificado por la Fiscalía hasta el 15 de abril, 4 días después de que sus padres interpusieron la denuncia formal por su desaparición.
Hasta ahora, poco se sabe sobre la forma en la que murió, y ni hablar de avances en la investigación. El día que la FGJ publicó el comunicado oficial confirmando el fallecimiento de Perla, también aprovechó para pedir a la población que no haga caso a lo que consideran una campaña de desinformación.
Hicieron referencia a una serie de mensajes falsos que circulan en las redes sobre una amenaza directa para las menores de edad, y supuestos levantones en Ubers y Didis.
La Fiscalía General de Justicia hace bien en atajar la ola de rumores que en efecto pueden generar un indeseable clima de psicosis en el estado, pero con ese mismo énfasis, también podría informar lo que están haciendo para encontrar a las jóvenes que sí están desaparecidas.
Con ese empeño, podría utilizar las redes sociales y los canales de información que tenga a su alcance, para distribuir las imágenes y los datos de las adolescentes reportadas como no localizadas.
Porque demás de Yaminah, en Victoria también se busca a Ariatne Cruz, de 13 años, que fue reportada como desaparecida desde el 5 de abril. Según la ficha de búsqueda, ella mide 1.60 y tiene el cabello lacio y oscuro, igual que sus ojos.
No importa si, como ha insinuado la Fiscalía, en la mayoría de estos casos las jóvenes se han ausentado de manera voluntaria, porque a los 13 o a los 15 años, una menor de edad alejada de su familia, así sea por decisión propia, está corriendo peligro.
Uno de los tristes efectos de la crisis que vive el país entero, donde se cuentan casi 100,000 personas desaparecidas (más de 11 mil en Tamaulipas), es que a fuerza de la costumbre, ignoremos con cierta facilidad el drama que nos rodea.
Que no nos pase lo mismo con la ausencia de Yaminah y Ariatne. Y que los reflectores que se han puesto sobre su caso, sirvan para que se establezcan las políticas que sean necesarias para apoyar con hechos concretos las labores de las buscadoras tamaulipecas que peinan ciudades y rancherías para localizar a sus hijos.