Síntomas de descomposición

Explicador político

Opinión por Ernesto Núñez (@chamanesco)

En enero de 2012, un escándalo sacudió al PAN y al gobierno de Felipe Calderón: los equipos de Josefina Vázquez Mota y Ernesto Codero, en guerra por la candidatura presidencial panista, se enfrascaron en una lucha de descalificaciones y filtraciones para tratar de desprestigiarse mutuamente.

La aparición de audios de la precandidata Vázquez Mota y su equipo -entre los que destacaba uno en el que llamaba “pinche Sota” a la vocera del presidente- era uno de los principales síntomas de la descomposición que ya era evidente en el sexenio fallido de Calderón.

Para entonces, la grabación ilegal de conversaciones y su aparición en sitios anónimos de internet ya era costumbre, pero sorprendía el hecho de que el espionaje se hiciera entre los miembros del grupo compacto del presidente.

Josefina Vázquez Mota, Roberto Gil, Germán Martínez, Agustín Rodríguez… fueron algunos de los panistas víctimas de espionaje, cuya confrontación terminó por desbarrancar al PAN en las elecciones de 2012.

Años más tarde, a la lista de espiados se sumaron personajes como Guadalupe Acosta Naranjo, Armando Ríos Píter, Purificación Carpinteyro y Lorenzo Córdova, cuyas denuncias ante la PGR (hoy Fiscalía General de la República) nunca tuvieron seguimiento.

La inacción de las autoridades se tradujo en impunidad y, en los estertores del sexenio de Enrique Peña Nieto, el caso Pegasus vino a revelar que el espionaje también se practicaba contra periodistas y activistas sociales, ya sea por orden gubernamental o para proteger los intereses de alguna empresa o industria.

En cualquier caso, la intervención ilegal de conversaciones privadas, la difusión dolosa de dichas grabaciones y su reproducción en medios masivos de comunicación quedaron ahí, impunes, como un síntoma claro de descomposición de un régimen, o de un sexenio.

Si panistas y priistas se atacaron con base en espionaje y filtraciones, esto era porque el presidente ya no controlaba ni a los suyos, y porque, en la disputa por el poder, una clase política sin escrúpulos creía que en la guerra todo se vale.

Algo parecido empieza a ocurrir en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

Cada día son más los síntomas de desintegración de un equipo de gobierno que sólo al inicio lució cohesionado.

El último episodio, el de la filtración de las conversaciones del fiscal Alejandro Gertz Manero, es además una muestra terrible de que absolutamente nadie puede confiar en la seguridad de su teléfono.

La difusión en una cuenta anónima de YouTube de cuatro audios en los que Gertz Manero conversa con el fiscal de control, Juan Ramón López, sobre la estrategia jurídica a seguir en un caso que le afecta personalmente, no sólo exhibe la podredumbre del mundo judicial, sino que podría ser la puntilla contra una FGR desacreditada y cuestionada por propios y extraños.

Nada peor contra la honorabilidad y fama pública de un funcionario público, que conocer cómo se expresa en sus conversaciones privadas.

Nada peor para un fiscal, que saber cómo se empeña para mantener en la cárcel a la hijastra de su hermano fallecido –a quien él acusa de matarlo para despojarlo de su fortuna-; cómo se refiere a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y cómo gira instrucciones para combatir un proyecto de sentencia elaborado por uno de ellos.

Es terrible el contenido de la conversación, como terrible el hecho de que el fiscal haya sido espiado.

Pero no es el único síntoma de descomposición de un sexenio al que aún le quedan dos años y siete meses.

El escándalo de Gertz Manero viene a desplazar a otro, o mejor dicho a acumularse, en la agenda pública; el del exconsejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra, a quien siete meses después de haber dejado el cargo le siguen estallando bombas.

A las acusaciones de extorsión y posible tráfico de influencias, se han sumado las declaraciones de la exsecretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero, quien aprovecha el hundimiento del exconsejero jurídico para confirmar que tuvo diferencias con él cuando era uno de los hombres más cercanos al presidente en el Palacio Nacional.

Que la hoy presidenta del Senado revele que Scherer Ibarra se tomaba atribuciones extralegales que no le correspondían deja ver el tamaño de las intrigas que se fraguaban en el entorno de López Obrador.

Mucho otros signos de descomposición -gubernamental, institucional y social- pueden enumerarse: las bajas expectativas de crecimiento, el incremento de la pobreza, la violencia cotidiana, la incapacidad de las policías para evitar una masacre en Michoacán, los asesinatos impunes de periodistas, los arrebatos del oficialismo contra la prensa crítica e incluso la trifulca criminal en el estadio de los Gallos Blancos de Querétaro.

El país cruje, mientras el reloj avanza inexorablemente hacia el fin del sexenio de la “cuarta transformación”, y los hombres y las mujeres del presidente comienzan a concentrarse en la sucesión de 2024.

Mientras a López Obrador se le agota el tiempo, la gobernabilidad se desmorona y se multiplican las evidencias de descomposición.

Ernesto Núñez Albarrán. Periodista desde 1993. Estudió Comunicación en la UNAM y Periodismo en el Máster de El País. Trabajó en Reforma 25 años como reportero y editor de Enfoque y Revista R. Es maestro en la UNAM y la Ibero. Iba a fundar una banda de rock progresivo, pero el periodismo y la política se interpusieron en el camino. Analista político, actualmente es asesor en el Instituto Nacional Electoral.

Deja un comentario

Related Posts
Leer más

Promedian encuestas y Américo sale arriba

La empresa Polls Mx realizó un trabajo interesante y lo difundió en sus redes sociales: sumó los resultados reportados por diferentes empresas encuestadoras en los seis estados en que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) está por designar candidatos a gobernador vía un estudio de opinión.
Leer más

Erasmo, ¿fuera del gabinete?

Una de las posibles recomendaciones que vendrían del Centro Nacional de Inteligencia para el primer gobierno de la 4T en Tamaulipas sería mantener fuera del gabinete al legislador Erasmo González Robledo.
Leer más

De socio de los Cabeza a testigo de la Federación

El 15 de enero de este año, en medio de la unción de César Verástegui, el "Truco", el senador Ismael García Cabeza de Vaca abrió una ventana, a través de sus palabras, al fondo del caso en contra suya y de su familia.
Leer más

Y nos quedamos, nuevamente, sin ley

Se llegó a la fecha y no se cumplió. Es lamentable que el Congreso de la Unión nuevamente incurra en la falta de sus obligaciones legislativas y no haya emitido la ley que regule la publicidad oficial con esta segunda sentencia.

Suscríbete a nuestro boletín

A %d blogueros les gusta esto: