Décimas por Julián Javier
I
La mirada se remansa
en las ondas del pantano,
y en el silencio lejano
el espíritu descansa…
Pero aquello es una transa:
en la líquida corriente,
confundido en el ambiente
pasa, como un submarino,
El cocodrilo asesino
que te asalta de repente.
II
Vive como un solitario
en la laguna profunda,
y aunque la vida lo inunda
vive como un solitario.
Este reptil milenario
de su refugio se aleja
solo por una pareja,
y peregrina el incauto
entre las llantas de un auto
o entre la gente perpleja.
III
El ingenio popular,
en la ciudad y en el rancho,
lo llamó “lagarto Juancho”
para hacerlo familiar.
Cocodrilo es, a pesar
de la jurásica hechura,
con parecida armadura
a los pánzer alemanes,
y sonrisas y ademanes
de tristeza y amargura.
IV
En Altamira se cuenta
la historia de un cocodrilo,
macho alfa kilo a kilo,
que halló una muerte violenta.
No fue un rayo de tormenta,
ni por dolores severos
se dio a los sepultureros;
no. Terminó en la parrilla,
con pedazos de tortilla
para el jefe de bomberos.