Cuatro años sin Javier

Altoparlante

Opinión por Paula Saucedo – @PaulaMSR

Hace cuatros años perdimos a un padre, un amigo, un hermano, un esposo, un escritor, un periodista. Hace cuatro años que al asesinar a Javier intentaron silenciar sus historias, pero NO. Hoy aquí reiteramos que si bien nos arrebataron a Javier, su legado, su memoria y su trabajo siguen y seguirán siempre con nosotros.

Javier contaba historias que nadie más se atrevió a contar; con su pluma y su sombrero creó una plataforma para que decenas de voces fueran escuchadas. El periodismo de Javier puso en los números y en las estadísticas las historias, las vidas, el dolor, las pérdidas, la desolación, los sueños y las esperanzas de cientos de mexicanos y mexicanas. En  el centro de cada artículo, en cada columna y en cada investigación, Javier ponía a las personas.

Javier recorrió el país en búsqueda de historias, mirando ahí donde se ha dejado de ver, donde la guerra del narco, la corrupción y la violencia han dejado miles de personas en el olvido. Mediante su crónica, Javier cuenta los impactos de la violencia en México desde las entrañas, donde encontró a las y los niños huérfanos de la “guerra contra el narco”, donde potenció las voces, con nombres y apellidos de miles de personas desaparecidas, de madres, hijas, esposas que hoy siguen esperando a que sus seres queridos vuelvan.

Javier también habló sobre sus compañeras y compañeros del gremio, habló de Rubén Espinosa, de cómo huir de un estado a otro no es suficiente ante el enojo de la clase política. Javier escribió de cómo en Tamaulipas, ante las redes y vínculos entre el crimen organizado y las autoridades, la prensa aprendió a quedarse callada y a saber qué decir y qué no.

Javier trajo al debate público la responsabilidad de las y los dueños de los medios de comunicación por proteger a las y los periodistas, quienes hoy también siguen en deuda con el periodismo y la sociedad en mexicana.

En México, como decía Javier,  al ejercer la libertad de expresión te juegas la vida. Después del asesinato de Javier, según datos de Artículo 19, han sido asesinados otros 33 periodistas en posible vínculo con su labor,  33 personas, entre padres, madres, hermanas, hermanos, hijos, amigos. Ante una impunidad que mata, el asesinato de Javier como el de todos los y las periodistas tiene como principal responsable al Estado…

Un Estado que omite investigar, un Estado que revictimiza, un Estado sordo y ciego, un Estado cómplice, un Estado que prefiere estigmatizar y silenciar a la prensa, que cumplir con sus obligaciones de garantizar la seguridad e integridad de todas y todos.

Tan sólo en 2020 ARTICLE 19 documentó 692 ataques contra la prensa, es decir que en este país cada 13 horas se agrede a un periodista por ejercer su labor. De estos 692 ataques, 343 agresiones (equivalentes al 49.56%) fueron cometidos por personas funcionarias públicas. El rol del estado en la violencia contra la prensa es claro y se refleja en la tasa de impunidad en crímenes contra la libertad de expresión, que es del 98.73%.

Ante un panorama de creciente polarización, donde la crisis de derechos humanos se agudiza, México necesita, necesitamos de una sociedad cada vez más informada, en la que la pluralidad de ideas y discursos no sólo se respete, sino se impulse y se garantice mediante el reconocimiento y el respeto de la diferencia. El Estado, como garante de la seguridad, tiene la obligación principal de proteger a la prensa desde del discurso hasta las acciones. Si bien revertir la violencia contra las y los comunicadores y lograr justicia requiere de tiempo y de coordinación entre autoridades, también se requiere de voluntad y decisión política. Y hoy por hoy, las estrategias de los gobiernos, federal y locales para disminuir la violencia contra las y los periodistas y combatir la impunidad no es clara.

Javier levantó la voz para revertir la rendición de la sociedad mexicana ante la injusticia. A través de sus palabras, Javier buscó y busca que la indiferencia y la apatía se conviertan en ciudadanía, a exigir desde la colectividad, el combate a la impunidad y el alto a la violencia.

Así, hoy estamos aquí para conmemorar la memoria, la valentía y el legado de Javier, pero también para exigir justicia y en palabras de Javier: A los periodistas mexicanos valientes y dignos, exiliados, escondidos, desaparecidos, asesinados, golpeados, atemorizados y pariendo historias a pesar de la censura y los cañones obscuros. Por ellas y ellos, por Javier, por Griselda y por todxs, hoy estamos aquí y estaremos hasta que la justicia se haga costumbre.

Javier Valdez VIVE.

Paula Saucedo. Oficial del programa de Protección y Defensa en @article19mex.

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